reforma josé maría y belén

Esta vivienda vivida, “escueta” en espacio, en intenciones y en calidades, guarda, sin embargo, gran parte de sus recuerdos, costumbres y compañías. La casual circunstancia de que se vendiera la vivienda contigua del bloque contiguo hizo valorar la opción de que tal vez no sería necesario mudarse, tan sólo reformar y ampliar. Así fue…

Al borrarlo todo, nos quedaron las limitaciones propias de la situación de los pilares, las instalaciones, los huecos de fachada y un desnivel entre pisos de unos 25 cm.

El proyecto se genera a partir de una gran burbuja de aire, como una pompa de jabón, que se “hincha” hacia el interior al desnudar algunos de los inalterables huecos de fachada. Una burbuja brillante, transparente, reflejante, curva, deja resbalar entorno a ella, los espacios de relación de la casa que con unos sutiles cortinajes privatizan sus transparencias.

Al fondo, tras rodear el volumen central exento que alberga las piezas de servicio y almacén: la zona de descanso y de sosiego.

En el interior, el pavimento de madera se extiende por todos los espacios vivideros de la casa.

En el exterior, en la burbuja, la madera sube al techo y se eriza. En el suelo, el “verde” relaciona este espacio exterior con la huerta cercana de vides y parrales.

En los espacios de servicio un pavimento hidráulico, de los de verdad, en diferentes colores, resuelven su uso y manifiestan su presencia desbordando hacia los espacios principales.

En las paredes, unos panelados de madera, esconden lo escondible (cuarto de instalaciones, almacenamiento…) y propician la lectura del espacio principal.